Hoy somos nosotros, los humanos los que debemos sentir en nuestras carnes qué significa ir en contra de la naturaleza, de nuestra propia naturaleza.
Asoma la primavera, todo brota de nuevo, sale hacia la luz, hacia una nueva calidez después del letargo del largo invierno.
Vuelven a cantar los pájaros y a revolotear haciendo surcos en el aire, disfrutando de sus renovadas fragancias y de los primeros rayos de sol.
Los árboles florecen tímidamente y vuelven a cubrir sus desnudas ramas con nuevas hojas y flores.
Todo ello al son del ritmo que marca nuestra madre tierra, el son del renacer después del recogimiento.
Así es, y así es debe ser.
Pero el Ser Humano, en su desconexión con estas Leyes inmutables de la naturaleza, ha jugado a Ser Dios durante muchas generaciones.
Ha pensado que esto de los ciclos NO va con él. Ha creído que podía saltarse las Leyes naturales y modificarlas a su antojo porque él era Superior a los demás seres y a nuestra madre Gaia.
Y ha creído que podría hacer esto una y otra vez, indefinidamente y sólo para sus propósitos egoistas … y que NO tendría consecuencias.
Pues bien, nuestra Madre Tierra ha sido muy paciente, demasiado. Solo espero que no sea demasiado tarde.
Ahora nos toca a nosotros ir contra-natura: Nos obligan a recogernos cuando más anhelamos volver a salir, volver a vivir, volver a sentir la luz, el aire y los cálidos rayos del primer sol.
Ahora, quizás, podamos aprovechar este tiempo y hacer un pequeño ejercicio de empatía con los demás seres vivientes y con Gaia, nuestro hogar.
Quizás ahora podamos sentir en nuestras células lo que es, obligar a otros seres a ir en contra de su propia naturaleza y alterar sus ciclos.
Y solo quizás, cuando todo esto pase, seremos lo suficientemente sabios, como para dedicar el resto de nuestras vidas a reparar los daños causados, a aliviar los sufrimientos afligidos a otros, a vivir en armonía con lo que se nos da a cambio de nada (aire, sol, agua, …).
Quizás … después de esto, renazcamos a una Nueva Vida, a una Nueva Era en la que el Respeto pueda prevalecer.
Quizás … De cada uno de nosotros depende, de forma individual y colectiva. ¡Nos deseo mucha Suerte!
Nos veremos en el Amanecer de un Nuevo Mundo.
Ana Vidal
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